Alfaguara. Madrid, 2011
260 páginas. 18 euros
E-book: 11,99 euros
Las cajas negras de los aviones sirven “para conocer las razones de un accidente, para asegurarse de que nada similar se produzca de nuevo”. El ruido de las cosas al caer tiene vocación de caja negra. Registra voces de la Colombia del último medio siglo para narrar cómo afectó la guerra librada entre el narcotráfico y el Estado a varias generaciones decolombianos y, en particular, a los que nacieron a partir de 1970, cuando comenzó el trasiego de aviones cargados con marihuana con destino a Estados Unidos.
Impotencia, resignación, desorientación, soledad y, como tema central, el miedo. Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) registra en su particular caja negra los sentimientos que dejó tras de sí “la peste” que desplomó su país, arrastrando en su caída millones de vidas, para que nadie olvide el “ruido de las cosas al caer desde la altura”. Es decir, el “ruido de las vidas que se extinguen” por la violencia y ese otro “ruido ininterrumpido y por lo mismo eterno”, que soportan quienes, por azar, sobrevivieron a los tiros y las bombas, pero quedaron con el alma contaminada por la guerra. Y lo hace desde la desesperanza, a sabiendas de que la historia que narra “ya ha sucedido antes y volverá a suceder”, pero también desde un firme compromiso moral con la memoria, aunque la mayoría prefiera esconderse en el olvido para ahuyentar el miedo.
Uno de los mayores aciertos de la novela es que Vásquez retrata las enormes cicatrices sociales provocadas por la violencia a través de la vida de un personaje minúsculo, un bogotano anodino, profesor de Derecho, a quien convierte en trasunto de Colombia. Se trata de Antonio Yammara, quien conoce a un piloto, Ricardo Laverde, en los billares de la calle 14 de Bogotá, poco antes de que este muera en un atentado en el que el protagonista también resulta herido. Años después, se embarca en la reconstrucción de la vida y muerte del piloto para descubrir cómo ese suceso moldeó su propia biografía.
Sin embargo, lo más excepcional de El ruido de las cosas al caer, último Premio Alfaguara, no que es a partir de esta historia individual Vásquez logre tramar la historia reciente de Colombia, sino en su capacidad para iluminar oscuridades universales, como la anestesia social ante la violencia continua. Eso es lo que hace verdaderamente grande la quinta novela de Vásquez, un narrador exacto, de calado y especialmente dotado para la indagación ética. Magnífico.
2 comentarios:
Resulta muy interesante cómo la imagen de Colombia nos llega sobre todo de escritores muy cosmopolitas que pueden tener una mirada "desde fuera".
Cierto, pero al menos ellos hablan de su tema. Aquí casi nadie habla de ETA, ¿no?
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