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martes, 9 de octubre de 2012

Carta abierta: #laredtambienlee

 
A raíz de un artículo en Divertinajes de hace unas semanas, desde ¡¡Ábrete libro!! y con la colaboración de Emilio Ruiz Mateo (Estandarte) y Carmen Fernández Etreros (Pizca de papel, Top Cultural) surgió la idea: hay que movilizarse para que aquellas instituciones que no leen lo que pasa on line empiecen a buscar por la web las páginas que más están haciendo por la literatura y los lectores.

¿Y para ello qué mejor que escribir una carta abierta y difundirla en internet? No importa si:
  • Buscas información sobre libros en internet;
  • Compartes tus lecturas en internet;
  • Tienes una web/blog sobre literatura;
  • Eres un profesional de la literatura.
Entre todos, podemos demostrarles que la Literatura también se vive en internet.
La carta la podéis encontrar aquí. La reproduzco a continuación, por si quieres suscribirla:

jueves, 29 de diciembre de 2011

Ejército enemigo

Alberto Olmos
Mondadori. Barcelona, 2011.
279 páginas. 19,90 euros.

Ejército enemigo es una novela provocadora, valiente y transgresora. Y lo es tanto por el fondo de los temas que plantea Alberto Olmos (Segovia, 1975), en cuyo abordaje se desmarca radicalmente del discurso dominante, como por la potencia de su voz narrativa, que el autor arma apoyándose aquí en el relato en primera persona de Santiago, su protagonista, entreverado con entradas de su diario, sms, correos electrónicos y citas de autores como Jack London, Coetzee o Tolstoi. Todo ello encarrila la acción y define al personaje, un publicista de 35 años “adicto al fracaso”, racista, solitario, cínico rabioso, sórdido, aficionado a la pornografía… “Un hijo de puta desencantado”, según descripción del propio autor, quien, tras el asesinato de su amigo Daniel en un descampado, recibe una curiosa herencia. Un sobre en el que Daniel le rebela la contraseña de su correo electrónico, que le abre la puerta a veintitrés mil mensajes de “vida virtual” a través de los cuales intentará reconstruir su “vida real” y las circunstancias de su fallecimiento.

viernes, 13 de mayo de 2011

Libros electrónicos

La pasada Navidad me regalaron un libro electrónico. Desde entonces, no he conseguido leer ni un solo libro en formato digital porque las editoriales apenas comercializan títulos interesantes y porque, pese a que muchos están disponibles en internet, me niego por principios a piratear contenidos culturales. Así pues, mi precioso e-book coge polvo en la estantería de mi despacho, a la espera de que sufra una regresión que me despierte el interés por releer a Mark Twain o Julio Verne, cuyos textos venían insertos en las tripas de la tarjeta  que acompaña al aparato en cuestión, deprimido por su inutilidad, como una tele sin películas o una lavadora sin ropa que lavar.

De cada libro, los escritores solo nos quedamos con entre un 8% y un 10% del precio de venta al público. Las distribuidoras, con entre el 52% y el 55%. Los libreros, con el 25%. Por eso  se resisten a divulgar libros digitales que, sin embargo, arrasan en EE.UU. Los editores/distribuidores están cayendo en los mismos errores que cometieron la industria de la música y el cine. Por eso, los lectores buscan en internet lo que la industria editorial les niega. Luego, que no se quejen…

domingo, 1 de agosto de 2010

Wikifiltraciones

William Mark Felt fue, durante décadas, la fuente periodística anónima más famosa del mundo. Seguro que no recuerdan su nombre, pero lo conocen. Bob Woodward y Carl Bernstein lo bautizaron como “Garganta Profunda”, nombre de una famosa película pornográfica de los setenta. Felt fue el ambicioso y rencoroso ex agente del FBI que ayudó a Woodward y Bernstein a conseguir lo imposible. Lograron que Nixon dimitiera al confirmar su implicación en el caso Watergate, convirtiéndose en el primer y único presidente estadounidense que renuncia a su cargo.

Casi cuarenta años después, los Gargantas Profundas están online. Ya no hay misteriosos encuentros en aparcamientos subterráneos, ni llamadas telefónicas. No tienen que coger un montón de papeles y entregárselos a un periodista, como hizo un colega de Felt llamado Daniel Elsberg, un alto funcionario del Pentágono, que divulgó comprometidos documentos sobre la guerra del Vietnam. Ahora, los Gargantas Profundas usan Internet. Hacen ‘clic’ y difunden cualquier secreto al mundo entero a través de un portal llamado Wikileaks (wikifiltraciones, en castellano).

La reciente publicación de más de 90.000 documentos secretos sobre la guerra de Afganistán en esta web marca un punto de inflexión en el escenario global en el que nos manejamos. Los gobiernos se han puesto nerviosos, no solo por las repercusión que la madre de todas las filtraciones puede tener –aceleración de la salida de tropas, replanteamiento de relaciones con Pakistán-, sino por que ha quedado clara su vulnerabilidad digital. Los periódicos y los periodistas también se han agitado con el pelotazo informativo, porque cuestiona la necesidad de que sigan oficiando como mediadores entre lo que pasa y los ciudadanos.

Particularmente, me alegro de que Internet permita la difusión de noticias que no sé hasta qué punto se atreverían a difundir los medios convencionales. El fundador de Wikileaks anuncia que tienen documentos secretos de todos los países del mundo con más de un millón de habitantes. Yo estoy impaciente porque en su todavía exiguo listado de países publicados aparezca la palabra Spain.