José Domínguez Caparrós, catedrático de Teoría de
la Literatura y Literatura Comparada de la UNED, estructura su Introducción
a la teoría literaria en dos partes: la primera trata de la
definición de la literatura y de las disciplinas que la tienen como objeto de
estudio; en la segunda se describen detalladamente cuestiones propias de la
literatura como son la lengua y los géneros literarios. Este manual,
dirigido principalmente a los alumnos de la asignatura Introducción a la teoría
literaria, aborda las diferencias existentes en la novela y el cuento:
“Respecto
de la novela, la brevedad del cuento condiciona la índole de sus argumentos.
Henry Mérimée decía en 1925:
‹‹El cuento y
la novela corta buscan sus temas entre aquellos cuyas crisis, por su rapidez,
exigen la brevedad; simplifican, condensan, proceden por omisión más bien que
por desarrollo; proyectan su luz sobre algunas circunstancias de una situación,
no constituyen ningún gran cuadro, sino una miniatura exactamente dibujada››
“[…] El cuento tiene
algo de la poesía lírica: el tono, la génesis (de forma súbita, frecuentemente,
como la poesía), sensaciones y sentimientos que despierta. Teniendo en cuenta todo
esto, la definición propuesta por Mariano Baquero Goyanes […] es:
‹‹El cuento es
un preciso género literario que sirve para expresar un tipo especial de emoción,
de signo muy semejante a la poética, pero que no siendo apropiada para ser
expuesta poéticamente, encarna de una forma narrativa próxima a la de la
novela, pero diferente de ella en técnica e intención. Se trata, pues, de un
género intermedio entre poesía y novela, apresador de un matiz semipoético,
seminovelesco, que solo es expresable en las dimensiones del cuento››
"[…] los elementos de la narración novelesca no pueden cumplir
la misma función exactamente en el cuento. En su técnica, por ejemplo, la
descripción tiene que justificarse como parte supeditada al argumento, y lo
mismo ocurre con el diálogo. No pueden utilizarse con fines de ambientación o
caracterización de los personajes solamente. El tiempo, además, impone límites
que obligan a la condensación, que potencia estéticamente la emoción del
cuento. En concordancia con esta característica parece estar la tendencia
temática a una preferencia por los seres y los objetos pequeños. La brevedad
exige una adecuación del tema, pues no hay que olvidar que el cuento debe
leerse de un tirón, sin pausas”.
Citas
extraídas de:
Introducción a la teoría
literaria. Páginas 219 y 220.
José Domínguez Caparrós
Editorial Universitaria Ramón Areces, 2011.
José Domínguez Caparrós
Editorial Universitaria Ramón Areces, 2011.
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