VV.AA.
Edición de Care Santos.
Fábulas de Albión. 2012.
256 páginas. 18,05 €.
Edición de Care Santos.
Fábulas de Albión. 2012.
256 páginas. 18,05 €.
Tétrica, destartalada, inquietante, fantasmal, enloquecida, mágica,
diabólica, dispar y, aunque parezca increíble, divertidísima. Así es Black House Inn, una casa de huéspedes
literaria que toma su siniestro nombre de la Casa desolada de Dickens para albergar los relatos de los diez
autores elegidos por Care Santos para homenajear a las antologías anuales
impulsadas por el autor inglés cada navidad, publicada por Fábulas de Albión
con motivo de la celebración, en 2012, del bicentenario de su nacimiento.
Los únicos puntos en común de las once historias contenidas
en este delicioso volumen es que están ambientadas en un contexto contemporáneo,
aunque su atmósfera sea más bien victoriana, y en la misma siniestra pensión,
regentada por la extravagante Mrs. Lirriper, en homenaje al personaje
dickensiano, que atraviesa los relatos
de forma protagónica o secundaria, pero siempre iluminadora. Con estos mimbres,
cada narrador ocupa con su relato una de las sombrías estancias de la pensión
-sótano, bajos, habitaciones, desván y recepción- para llenarlos no solo del
espanto de lo sobrenatural, sino también de un breve catálogo de esos horrores
íntimos que preñan buena parte de nuestras pesadillas. Porque, como asegura la
escritora Marta Sanz “todos los horrores y todas las fantasías son de y están
en este mundo o, como decía Paul Éluard, hay
otros mundo, pero están en éste”. Por eso, la pensión está llena no solo de
fantasmas, sino también de sombras compartidas: celos, infidelidad, secretos,
ambición, autodestrucción, rencor, locura, vidas malgastadas…
El sótano es sin duda el lugar más inquietante de la Bleak House Inn. Pilar Adón, y su Nuevo libro de insectos nos presentan a
Julie, la contable de la pensión, trabajando en su tesis mientras cuida de la
pequeña Eliza. Un bebé muy blanco, siempre con frío, silencioso, rodeado de
gatos “de afiladas uñas y terribles dientes a su alrededor”. Resulta
maravilloso comprobar cómo Adón abre interrogantes y va sembrando pistas para
que el lector participe en la resolución de la intriga en este relato genial.
También, cómo construye una sensación de peligro inminente, usando todos los
recursos a su disposición: ritmo, campo semántico, personajes… Uno de esos
cuentos que te siguen dando vueltas en la cabeza días después de haber
concluido su lectura.
Cuidado también con los bajos de la casa, donde Elia Barceló sitúa La tienda de Madame Chiang, en la que Charlie y Nora, un matrimonio en crisis, comprarán tiempo y recuerdos románticos a cambio de vender una parte de su alma a la mefistofélica Madame Chiang.
Los cuentos que siguen a tan prometedor despegue bajan la
tensión inicial, rompiendo la atmósfera y el embeleso de los dos primeros hasta
que llega la sacudida humorística, genial, del Cuento de verano de César Mallorquí, que inunda la habitación de
201 de carcajadas por las peripecias de Edward Scrooge, representante de una
firma de juguetes eróticos, víctima de una conspiración fantasmagórica al ser
confundido con Ebenezer Scrooge. Hacia muchísimo tiempo que no me reía con
ganas leyendo. Mallorquí ha conseguido que lo haga.
También brillan con luz propia el relato de Ismael Martínez Biurrum, A esta hora, todas las noches de tu vida, en la habitación 202, con Timothy John Rifkin enloquecido por la infidelidad de su mujer, y Una vida nueva, de Daniel Sánchez Pardos, que se ocupa de la habitación 402.
En definitiva, un libro de relatos fantástico, no solo por
los espectros que pueblan sus páginas y habitaciones,
con siluetas humanas dibujadas con tiza en la tarima, extraños olores a redes
secándose al sol y desvanes encantados, sino por los magníficos retratos de
seres corpóreos tentados por la gloria, la ambición o la felicidad.
2 comentarios:
Que bien vendes libros, je je. Apuntado en la lista de pendientes.
Un abrazo Carmen.
Te gustará, Miguel. Está muy bien. Abrazo
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