jueves, 18 de noviembre de 2010

Maquiavelo y el Sáhara




Decía Nicolás Maquiavelo que un príncipe no puede observar todas las cualidades que hacen que se considere bueno a un hombre ya que, para conservar el Estado, a menudo necesita obrar contra la lealtad y contra la humanidad. El Gobierno Zapatero ha antepuesto “los intereses de España” a su responsabilidad histórica como ex potencia colonial en relación con el conflicto del Sáhara. Ha cambiado la pesca por la represión desatada en El Aaiún. El supuesto control de las pateras que realiza Marruecos por la defensa de los derechos humanos. La lucha contra el tráfico de drogas por la justicia. La persecución de las redes terroristas ligadas al islamismo radical por la dignidad. Ceuta y Melilla por las ideas. España ha optado, en definitiva, por la realpolitik, por la diplomacia de los tres monos sabios: se tapa los oídos para no oír, los ojos para no ver y la boca para no tener que hablar y actuar como por lealtad y humanidad debería hacerlo. Y lo peor de todo es que la cobardía moral del Gobierno da carta blanca al dictador Mohamed VI para hacer en el Sáhara lo que se le antoje. Eso sí. El silencio y la inacción nos convierten en cómplices.

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