
Desesperanzada, bajé a la calle y me refugié del frío en el bar más próximo al Ayuntamiento, donde el camarero apenas daba abasto para servir desayunos a los hambrientos funcionarios municipales. Transcurrida media hora, entre cafés que iban y porras que venían, probé suerte de nuevo. Volví a la tercera planta, de donde había desaparecido el tercer funcionario, y me encontré con el cuarto que, casualidades del destino, resultó ser el arquitecto municipal en persona. Es decir, el funcionario destinado a resolver mis dudas… si no fuera porque lamentablemente debía incorporarse de inmediato a una nueva reunión. Espoleada por la necesidad, logré sonsacarle la información mínima imprescindible para culminar mi gestión. Supe que debía presentar una solicitud formal y que debía abonar las tasas correspondientes en la segunda planta. Así lo hice, sin que la señorita al cargo (quinta funcionaria) levantara siquiera la vista para mirarme, probablemente por sufrir algún tipo de contractura cervical que le impidiera mover la cabeza ligeramente hacia arriba. En todo caso, aunque no me miró sí me dijo que debía bajar con el resguardo de la tasa abonada al registro (planta baja) y tramitar allí mi solicitud.
Lo hice. Entregué los papeles debidamente cumplimentados a otra señorita (sexta funcionaria), quien me anunció que recibiría la información requerida en casa, en el plazo de “una semana o diez días”. Han pasado treinta y sigo esperando. Ayer llamé al Ayuntamiento y me dijeron que falta la firma del arquitecto. Supongo que estará reunido, así que he decidido entretener la espera leyendo ¡Estamos desbordados!, La paradoja del funcionario. Cómo hacer las 40 horas... en un mes. En Francia ha vendido más de 250.000 ejemplares. Ariel, la editorial, resume así la historia que cuenta:
“Relata en forma de diario y con grandes dosis de sarcasmo y sentido del humor el día a día de una joven que accede a un pequeña administración regional. En una oficina poblada por secretarias inoperantes, jefes tan torpes como ambiciosos y compañeros que se declaran desbordados pese a dedicar el día a mirar el techo, Zoé se marchitará. La llegada a sus manos de una colaboración con China, uno de los proyectos estrella de su departamento, le permitirá subir un peldaño en la escala de despropósitos y absurdos, protagonizados en su mayoría por políticos retorcidos, memos e inútiles.
Desencantada e indignada por su experiencia dentro de la administración pública, Aurélie Boullet, la autora de este libro, decidió recrear su año como funcionaria pública. El libro, publicado con seudónimo, ha tenido un éxito sin precedentes en Francia y ha sido origen del debate que hoy se cierne sobre los privilegios y la inoperancia de los funcionarios, así como del dispendio y nepotismo de los dirigentes políticos. Asimismo, tras descubrirse la identidad de la autora, ésta fue sancionada de empleo y sueldo por revelación de secretos profesionales”.
Si no puedes con ellos, véngate leyendo. En este enlace tienes las primeras páginas.
2 comentarios:
Un día así se inspiró Larra para su "vuelva usted mañana", el problema es cuando escribió "El día de difuntos" y "la nochebuena de 1836" pues eso solo es el comienzo.
A mi un día me pasó lo mismo que cuentas, y le dije a un empleado, pues nadie me atendió en una sala llena de mesas vacías, el 23 de Diciembre, no se me olvida, que si ya habían ido a preparar el cordero.Al hombre de seguridad, boliviano, muy simpático, le dije -Mira, esto es lo que pasa en los paises desarrollados, ¡Que nos desarrollamos demasiado!. Un beso Carmen.
¡Ay bendito Larra que tan presente sigues!
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