miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un viaje optimista por el futuro

Mark Stevenson
Traducción de Vicente Campos
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. 2011
334 páginas. 18,90 €.

Frente al pesimismo económico, optimismo científico. No es casualidad que en estos tiempos de primas al borde de un ataque de riesgo y paro galopante los divulgadores científicos coincidan en su llamamiento para que salgamos de la depresión social y nos embarquemos en un viaje mental hacia el optimismo justificado por las innovaciones en ciernes. Primero lo propuso el polifacético Mark Stevenson en Un viaje optimista por el futuro. Recorrió cien mil kilómetros por cuatro continentes para hablar con inventores, gurús, locos, profetas o genios -según quién hable de ellos- y realizar no tanto un “retrato con posado” de la revolución técnico-científica que se avecina, sino “una instantánea borrosa de un mundo que innova rápidamente”. Y hace solo unos días el tecno-optimista Eduardo Punset ha llegado a las librerías con un libro de similares propósitos, titulado Viaje al optimismo. Las claves del futuro. Ambos buscan, de un modo otro, conversos a la nueva religión, la ciencia, cuyos milagros (genéticos, nanotecnológicos, robóticos), empequeñecen la multiplicación de los panes y los peces y otros prodigios divinos.

Mark Stevenson.
Foto: Amaya Aznar
Mark Stevenson anuncia, por ejemplo, que las terapias con células madre serán algo habitual en la medicina antes de que él, apenas un treintañero, llegue a pensionista, y ofrecerán una posibilidad muy real de reparar su cuerpo a medida que envejezca, y hasta, potencialmente, de llevarle hasta su segundo siglo. Pronostica que el hombre se fundirá con la máquina convirtiendo al Homo sapiens en un nuevo homínido con capacidades extraordinarias, el homo evolutis. Que seremos capaces de crear diesel a partir de bacterias modificadas genéticamente. Que la energía solar transformará radicalmente el mercado de la energía en un par de décadas. Milagros de la nueva era que el autor repasa con un tono pedagógico, divertido y ameno advirtiendo que se trata de “una diminuta fracción” de los cambios radicales que afectarán al hombre, la máquina y la tierra –los tres capítulos fundamentales en los que se estructura el libro- en los próximos diez o veinte años.


Sin embargo, Stevenson no es la versión siglo XXI del doctor Pangloss que Voltaire dibujó en Cándido para parodiar a Leibniz. Pese a su contagioso optimismo sobre la revolución info, bio y nanotecnológica en marcha, y los cambios que comportarán en nuestra forma de vivir, trabajar y disfrutar, el autor arroja dudas sobre se viviremos en el mejor de los mundos posibles. Porque es probable que terminemos diseñando y criando un mosquito que inmunice contra la malaria en lugar de propagarla, pero también que suframos “un bioataque letal, haciéndonos sufrir un 11-S de la biología sintética”.

Muy recomendable para curiosos y abrumados económicos que necesiten respiraderos.

Si quieres saber más sobre este libro y su autor:

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