“Cuando se ha superado sin pestañear el dilema moral de si es lícito matar a otro hombre, el de si lo es mentir se deja para los niños de primaria”. La cita corresponde a la última novela de Berta Vias Mahou, titulada “Venían a buscarlo a él”, en la que la autora madrileña recrea los últimos años de la vida de Albert Camus.
Comencé a leerla tras la presentación de Sortu, de forma que no pude dejar de relacionar la condena camusiana de la violencia con el rechazo “de todo tipo de violencia”, enunciada por la nueva Batasuna. Porque condenar y rechazar no significan lo mismo.
Según la RAE, condenar es “reprobar una doctrina, unos hechos, una conducta, etc., que se tienen por malos y perniciosos”. Así pues, la condena tiene un trasfondo moral que deslegitimaría la violencia de ETA. El rechazo, en cambio, implica solo cierta resistencia al método etarra, pero no su desaprobación.
Siendo así, parece claro que Sortu no ha resuelto el dilema moral de si es lícito matar a otro hombre. Y si no lo ha hecho, no hay nada que nos impida pensar que haya resuelto mentirnos, como si fuéramos niños de primaria, para poder concurrir a las próximas elecciones.
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